LOS LIBROS COMO EXPERIENCIA VITAL
Los
libros son considerados como un dominio de la realidad, donde la ficción; que
impera en la literatura, cobra vida y se revitaliza a través de las palabras,
la lectura y el tiempo. La literatura habla del ser humano y nada más. Todo lo que
hay en ella ha sido creado por el hombre y, a este en su tarea, le ha sido
imposible desprenderse de sí mismo y sus sentires, en su búsqueda de identidad
y explicación humanas. “Quienes saben leer a un hombre saben leer sus
libros”, menciona Henry Miller en el prefacio a su obra Los libros en mi
vida. En este, Miller hace referencia a la vitalidad existente en los
libros, a su trascendencia a través del tiempo y del espacio y a su intento por
comprender y explicar el ser humano. De esta manera, expone la creencia de que
se debe leer menos y menos, y no más y más por nuestro propio bien, pues:
“Sea conocimiento o sabiduría lo que se busca, conviene dirigirse
directamente a la fuente de origen. Y esa fuente no es el catedrático, ni el
filósofo, ni el preceptor, el santo o el maestro, sino la vida misma: la
experiencia directa de la vida”. (Miller, 1969. p. 5)
Es así
como se entiende que, para llevar a cabo una buena lectura o para ser un buen
lector, no es necesario amontonar un cúmulo de lecturas que hablen de mil temas
diferentes. Pues es posible, mediante la lectura de un solo libro, descubrir y
crecer en el encuentro de mil sensaciones que describan la interioridad humana
y sus mayores conflictos. La realidad del hombre, que es lo que expone la
literatura, no es posible entenderla en las lecturas, sin antes entender al
hombre:
“En esta era, en la que
se cree que todo tiene su atajo, la gran lección que debemos aprender es que el
camino más difícil es a la larga el más fácil. Todo lo que está en los libros,
todo lo que parece terriblemente vital e importante, no es sino un ápice de
aquello que le ha dado origen y que está dentro del alcance de todos
aprovechar. Nuestra teoría de la educación se basa íntegramente en la absurda
noción de que debemos aprender a nadar en tierra antes de lanzarnos al agua.
Esto se aplica tanto a la adquisición de las artes como a la búsqueda del
conocimiento.” (Miller, 1969. p. 6)
Nadar en tierra antes de lanzarnos al agua. ¿Cómo entender al hombre de
la ficción sin antes entender al hombre de la realidad? Imposible. Por esta
razón, antes de intentar o pretender explicar la experiencia humana y su
complicada forma de existir, debemos encontrarnos con nosotros mismos, comprendernos
y explicarnos nuestro existir, pues es esto lo que da origen a lo dicho en la
literatura, siendo esta, un retrato fiel de la emociones y conflictos humanos.
Por esto, es necesario saber leer la vida y al hombre en su
realidad, por medio de la experiencia directa de la vida, para dar paso a la
lectura del hombre que se retrata en la literatura.
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